Debido a una investigación personal que estoy realizando he descubierto por casualidad nuevos hallazgos sobre estos fotógrafos que trabajaron en Valladolid a caballo entre los siglos XIX y XX. Para descartar dualidades con la nueva entrada, he borrado la anterior siendo esta mucho más completa y fidedigna desde el punto de vista histórico y artístico.
En 2013 se cumplen 110 años del cese de negocio de una familia dedicada por entero a la fotografía. Su estancia en Valladolid como marca "Viuda e Hijos de Fernández” perdura durante casi una década tal como reflejan los anuarios comerciales. En 1893 esta familia se instala en la calle Duque de la Victoria 33 y permanece allí hasta que se le pierde el rastro en 1903.
Trazaremos un hilo conductor en la escasa pero intensa carrera foto-periodística en la prensa nacional de “Viuda e Hijos de Fernández” contextualizando brevemente la época.
En el siglo XIX las publicaciones periódicas se acompañaban de grabados cuyo soporte era la madera, técnica heredada de la centuria anterior. Con la aparición de la fotografía en 1839 por Louis Daguerre, la prensa quiso acompañar los farragosos textos de sus artículos con el nuevo invento. Por desgracia, surgieron algunos problemas. Los avances tipográficos no se habían desarrollado lo suficiente y el revelado de fotografías era un proceso lento y costoso. En publicaciones francesas y británicas los problemas se solventaron en parte en la década de los cincuenta ya que los diarios prefirieron alternar los numerosos grabados sacados de fotografías con escasas fotografías auténticas.
En 1869, con un retraso significativo con respecto a Europa, Abelardo de Carlos creó la revista ilustrada “La Ilustración Española y Americana”, un magacín en la línea de las publicaciones extranjeras de los cincuenta.
A pesar de los innumerables boletines surgidos durante el último tercio del siglo XIX al amparo de los círculos recreativos, La Ilustración Española y Americana supo mantenerse a lo largo de su trayectoria como referente ilustrado hasta que, en los años noventa, fue desbancada por revistas de nuevo cuño como "Blanco y Negro" (1891) y "Nuevo Mundo" (1894) que integraron, gracias a los avances de la fotomecánica y del rápido desarrollo de las técnicas de revelado, una mayor precisión y calidad gráfica.
Los magacines de finales de siglo relegaron progresivamente a los grabados sacados de fotografías, si bien seguían existiendo, ahora su presencia se tornaba apenas simbólica. Debido al extenso panorama que abría la fotografía a la hora de cubrir diversos acontecimientos en las provincias españolas, las revistas desplegaron una completa red de corresponsalías y enviados diseminados por el territorio patrio.
Los Fotógrafos en Valladolid
Retratro de grupo. Unión Velocípeda Española preparada para salir de excursión. 10/05/1896
AMVA. Colección Jesús Sanz Silla. SS 0025
Una gran cantidad de fotógrafos en el ocaso decimonónico y también durante la primera década del siglo XX visitaron Valladolid con la única intención de captar la realidad. En los primeros tiempos de la revista Blanco y Negro, Valladolid fue capturada por las cámaras de Laporta, Asenjo, Franzen o Gª. Lapuente y, por parte de Nuevo Mundo, Herrero Somoza, Torres y Armesto o Frederic cubrieron desde la explosión de una fábrica (1899) hasta el celebrado viaje en 1903 de Alfonso XIII a la ciudad.
Sin embargo, los fotógrafos locales, imbuidos por completo de la mentalidad burguesa de provincias, decidieron no embarcarse en la pionera aventura del reporterismo gráfico de tirada nacional y siguieron enfrascados en el género del retrato como única fuente de ingresos. De todos los fotógrafos, sólo el taller de “Viuda e Hijos de Fernández” colaboró tímidamente con estas publicaciones ejerciendo de reportero local.
El estudio “Viuda e Hijos de Fernández” estuvo en la calle Duque de la Victoria 33 por un periodo de diez años (1893-1903). La firma nos remite a los herederos de un fotógrafo fallecido, posiblemente Ramón Fernández cuyo taller se encontraba también en Duque de la Victoria pero en el número 57 (desaparecido en 1893). A falta de más profesionales con igual apellido es lo más probable.
También en 1893 se produjo un traslado de local. Se solicitó un permiso al Consistorio para llevar a cabo una reforma menor para exponer y vender los productos en la vía pública. Poco tiempo después, la firma “Viuda e Hijos de Fernández” ilustró con sus fotografías el reciente Nuevo Mundo. Con esta publicación colaboró alrededor de dos años aunque también coqueteó con Blanco y Negro y con La ilustración Española y Americana. Su actividad de reporterismo gráfico en la prensa nacional cesó en 1897 con un reportaje sobre la Academia Militar de Valladolid. Hasta su desaparición en 1904 “Viuda e Hijos de Fernández” siguió ejerciendo como estudio de retratos, después, traspasó el negocio a Francisco Garay, familia añeja de fotógrafos.
Tras bucear en las hemerotecas virtuales he logrado catalogar varias fotografías de “Viuda e Hijos de Fernández” entre el 1 de agosto de 1895 y el 21 de julio de 1897. Las revistas consultadas han sido las citadas en este artículo, no hallando referencia de este taller fotográfico en otros magacines ilustrados.
Como cualquier profesional de provincias de la imagen, el taller de Duque de la Victoria arrastra una poderosa influencia del retrato de estudio. El fotógrafo, a pesar de ilustrar reportajes, se limita a aplicar fórmulas conocidas que reproducen modelos iconográficos tradicionales mediante el uso de uniformes, atributos representativos, rostros severos o poses de clase. Es curioso contemplar cuando el reportero busca la espontaneidad. Se aleja del hieratismo en la representación de los estratos más bajos de la sociedad. Sonrisas bobaliconas y complacientes de campesinos, proletarios, indigentes o madres solteras salpican a diario la prensa para exaltar con frecuencia las iniciativas condescendientes de la burguesía.
Sin abandonar el mundo del retrato -el sustento principal de los talleres fotográficos-, la verdadera vocación periodística y documental de “Viuda e Hijos de Fernández” prospera cuando cubre los acontecimientos históricos de Valladolid. Con un estilo nada novedoso pero heredero del lenguaje grandilocuente de la pintura de historia y de la inmediatez impresionista, los encuadres partidos, los juegos de perspectiva y las vistas generales se alternan para transmitir esa rapidez obligada en la prensa gráfica.
Fotografías. Enlaces directos a diarios clásicos con referencias a las fotografías (*.pdf)
Nuevo Mundo:
1/08/1895 p.1029/08/1895 p.3
29/08/1895 p.4
21/08/1897 p.8
21/08/1897 p.9
21/08/1897 p.11
21/08/1897 p.12
La Ilustración Española y Americana:
08/10/1895 p.1308/05/1896 p.5
Blanco y Negro
09/05/1896 p.13
Bibliografía:
LÓPEZ MONDEJAR, Publio: Historia de la fotografía en España, Lungwerg Editores, 2003
Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración (1893-1904)
AMVa: CH 415 - 130